Las calificadoras de riesgo son agencias reconocidas internacionalmente y son las encargadas de otorgar calificaciones a productos financieros, activos de empresas, Estados y Gobiernos.
Las tres agencias calificadoras de riesgos más reconocidas y aceptadas a nivel internacional son: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings.
El objetivo principal de estas agencias es calificar los títulos de deuda emitidos por las empresas y países, con el fin de dar información relevante a inversionistas. Estas calificaciones se elaboran por medio de modelos econométricos evaluando distintas variables que muestran las probabilidades de que se cumplan las obligaciones de deuda adquiridas.
Para el desarrollo económico de un país es necesario atraer inversión por lo que es importante tener una calificación que genere confianza en el país. A menor calificación, mayor riesgo de incumplimiento de pagos y por ello, tendrá que ser mayor la prima que se debe ofrecer a los inversionistas para compensar el riesgo.
Las calificaciones que otorgan estas agencias se dividen en corto y largo plazo, son variables en el tiempo y pueden variar ya sea para mejorar, continuar estable, o para empeorar. Existen calificaciones tipo “A” las cuales indican un grado de inversión favorable por lo tanto son de bajo riesgo. El tipo “B” indica un grado de especulación ante las inversiones por lo que son de un riesgo medio. Finalmente, el tipo de calificación “C” indica alto riesgo para la inversión.
Por otro lado, las agencias calificadoras evalúan el panorama de ciertas variables y lo califican como positivo, estable y negativo. Estas perspectivas indican una opinión del probable rumbo de la calificación a mediano plazo. Una perspectiva estable indica una baja probabilidad de cambio en la calificación, a diferencia de una perspectiva positiva o negativa indican una probabilidad mayor de que mejore o que empeore la calificación a mediano plazo[1].
A finales de 2019, Guatemala tenía una calificación tipo BB en todas las agencias, con una perspectiva negativa por parte de Fitch y estable por parte de Moody’s y S&P. Esta calificación se mantiene igual a marzo de 2020[2].
El Banco de Guatemala, el 17 de abril de 2020, emite un boletín de prensa “Standard & Poor’s confirma la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en BB- con perspectiva estable”, en el cual indica que “…la pandemia COVID-19 producirá un efecto económico adverso y un aumento de la deuda pública en 2020. Sin embargo, considera que la economía nacional registrará una recuperación a partir de 2021”. Sin embargo, el panorama estable se mantiene a pesar de la crisis económica, sujeto al comportamiento de variables tales como crecimiento económico, situación de las finanzas públicas, implementación de reformas para fortalecer la gobernabilidad, incremento en el déficit fiscal, entre otras[3].
Posteriormente, el 12 de mayo de 2020, el banco central emite nuevamente un boletín de prensa “Moody’s Investors Service confirma la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en Ba1 con perspectiva estable”, informando que “Moody’s indica que Guatemala tiene un largo historial de políticas monetarias y fiscales conservadoras, así como de una demostrada resiliencia económica a choques internos y externos”, haciendo énfasis en la estabilidad macroeconómica que tiene el país y se espera que gracias a este factor, la crisis por COVID-19 no se prolongue y se recuperen los índices observados antes de la crisis, en 2021. Se informa también las condiciones a cumplir para que la calificación mejore, tales como un crecimiento del PIB sostenido, mejora en el marco institucional y mejora en los índices de gobernanza. Sin embargo, la calificación está sujeta a darse a la baja si la deuda continúa aumentando y se da un deterioro económico mayor al esperado[4].
Luego de 6 meses, Moody’s revisó la calificación de Guatemala el 10 de noviembre de 2020 y el Banco de Guatemala emitió nuevamente un comunicado “Moody’s mantiene la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en Ba1 y reduce la perspectiva de estable a negativa”, en el cual indica que “La calificadora mencionada redujo la perspectiva de la calificación de estable a negativa debido, según indica, al incremento en la deuda pública, producto de un mayor gasto de gobierno, el cual se justifica por la atención de los efectos sanitarios y económicos de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud relacionada con el nuevo Coronavirus”. El hecho de que la calificación se mantenga en Ba1, según la agencia, es que se han manejado políticas monetarias y fiscales prudentes durante el período de la pandemia, sin embargo, el cambio en la perspectiva lleva a considerar aspectos tales como los cambios en los niveles de ingresos tributarios, que en algún momento puedan, al ser mas bajos, comprometer el pago de las deudas actuales.
Ante dicha baja en la perspectiva, las autoridades guatemaltecas resaltan el compromiso de repago de la deuda pública, ya que esperan que los niveles de dicha cuenta continúen siendo sostenibles. Por otro lado, reconocen la resiliencia del país ante eventos económicos y políticos temporales, así como, según estudios elaborados por el Fondo Monetario Internacional, Guatemala será uno de los países menos golpeados por la crisis actual, mostrando proyecciones de crecimiento negativo de PIB más bajas que el resto de Latinoamérica por lo que la recuperación se espera que en 2021 sea rápida.[5]
El boletín emitido por Moody’s indica que el techo de bonos en moneda extranjera a largo plazo permanece sin cambios con una calificación de Baa3, el techo de depósitos en moneda extranjera permanece en Ba2, los límites máximos de bonos y depósitos en moneda local permanecen en Baa1, el límite máximo de los bonos en moneda extranjera, así como los depósitos en moneda extranjera a corto plazo se mantienen sin cambios. Moody’s espera que la economía se recupere por encima de los niveles históricos.
Por otro lado, la agencia espera que los niveles de deuda se amplíen hasta 34% del PIB en 2021, por lo que, al sumarle el bajo nivel de ingresos y el aumento de la deuda pública afectará directamente las métricas evaluadas, negativamente. Asimismo, Guatemala está expuesto a grandes riesgos climáticos, que de igual manera pueden afectar el perfil crediticio del país, lo cual se puede traducir en riesgos sociales derivados en pobreza, desigualdad económica y exclusión social; además del impacto fiscal que tendrá la pandemia la cual se reflejará en un mayor déficit y mayor carga de la deuda.[6]
Por su lado, la agencia Fitch también rebajó la perspectiva de Guatemala a observación negativa. La emisión de eurobonos con vencimiento en 2026 fue calificada negativamente el 17 de noviembre de 2020, pasando de BB- a C. Esta revisión se debe a que Guatemala no realizó el pago de un cupón el 3 de noviembre de 2020 por una suma de US$15.75 millones, ante el cuál se otorgó un plazo de 30 días para cumplir con el pago, venciendo el 3 de diciembre de 2020, para evitar ser catalogado como incumplimiento según los criterios de la agencia calificadora. La razón del atraso de pago se debió a la retención de los fondos por parte de un banco en Nueva York, ya que derivado de una disputa comercial con una compañía eléctrica llevada a arbitraje internacional, el juez dictó el embargo del dinero. Se ordenó llegar a un acuerdo con la compañía para poder solventar la situación[7]
El 25 de noviembre de 2020, se confirma la transacción acordada entre Guatemala y la compañía eléctrica, con el fin de que los fondos retenidos en Nueva York sean liberados y se pueda cumplir con la obligación de pago a los tenedores de los eurobonos, dentro del período de gracia otorgado y de esta manera evitar caer en incumplimiento de pago[8].
Tras haber realizado el pago requerido para liberar los fondos, estos fueron desembolsados a los respectivos tenedores de eurobonos 2026, logrando que el 26 de noviembre de 2020, la agencia calificadora Standard & Poor’s retirara la observación negativa que había otorgado. El comunicado de prensa de la agencia indica que el panorama estable refleja que a pesar de los conflictos legales que hubo, Guatemala sigue comprometido con las obligaciones de pago, completos y a tiempo, y que el país tiene la capacidad financiera y la voluntad de continuar siendo puntual ante los inversionistas. Sin embargo, la calificación sigue estando sujeta al comportamiento de las acciones tomadas en los próximos 12-18 meses.[9]
Es importante mantener la calificación riesgo del país con el objetivo de demostrar la estabilidad macroeconómica que caracteriza a Guatemala, así como atraer inversión extranjera, tan necesaria para la recuperación rápida del país tras la crisis actual.
[1] Moody´s Investor Service: Símbolos y definiciones de calificaciones.
[2] Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano: Informe Trimestral de Riesgo País
[3] Banco de Guatemala: Standard & Poor’s confirma la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en BB- con perspectiva estable
[4] Banco de Guatemala: Moody’s Investors Service confirma la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en Ba1 con perspectiva estable
[5] Banco de Guatemala: Moody’s mantiene la calificación de riesgo crediticio para Guatemala en Ba1 y reduce la perspectiva de estable a negativa
[6] Moodys, Investor Service: Moody´s changes Guatemala´s outlook to negative, affirms Ba1 ratings.
[7] Fitch Ratings: Fitch places Guatemala´s FC IDR “BB-“ rating on rating watch negative.
[8] Prensa Libre: País paga a Teco y busca desembargo, Edición impresa del 25 de noviembre 2020, página 14
[9] Standard & Poor’s: Guatemala sovereign ratings affirmed and removed from credit watch negative; Outlook is stable.